Todos
los estereotipos de la mujer que dominan en el mundo actual tienen una
dimensión estética. Aunque las cualidades como ser dinámica, moderna, rebelde,
inteligente, delicada, buena amiga y amorosa están presentes en algunos de los
estereotipos, las cualidad más importante de la mujeres en los estereotipos de
hoy son la juventud y la belleza. La mujer como símbolo de belleza está
presente en casi todo tipo de publicidad. Y la belleza es una cualidad que se
relaciona sobre todo con el cuerpo femenino que debe ser sensual y delicado, y
se transmite la idea de que el cuerpo femenino es hermoso por naturaleza.
La belleza es la característica más
exigida en la publicidad de la televisión. Las mujeres que aparecen en los
anuncios televisivos siempre son guapas y jóvenes, delgadas, con un cutis
perfecto y sin arrugas.
Pero lo terrible es que la imagen de la mujer que se
promueve a través de los medios publicitarios con imágenes, no responde a las
mujeres reales y, sobre todo, que el mensaje que se transmite es que solamente
con un aspecto como el de la modelo las mujeres se pueden sentir contentas,
orgullosas y seguras de sí mismas. Como si el mayor logro personal solamente se
relacionara con el aspecto físico.
Además, la mujer es utilizada como un objeto
de deseo para el disfrute de los hombres. La mujer hermosa es asociada al
atractivo sexual.
Las consecuencias de la divulgación
masiva de estos cánones de belleza femenina radican en el hecho de que, como en
la vida real las mujeres no se corresponden con ellos, la insatisfacción, sobre
todo en las mujeres jóvenes apenas en desarrollo, es muy aguda. Muy pocas
mujeres tienen un cuerpo alto, delgado, con vientres totalmente lisos, sin
imperfecciones en la piel, y un pelo hermoso que en la mayor parte de las
modelos es rubio.
Estudios realizados demuestran que
un 90% de jóvenes de 15 a 17 años desean cambiar algún aspecto de su apariencia
física, empezando por el peso corporal. Y estos datos se acentúan entre la
población latinoamericana que responde aún menos a los cánones de belleza que
responden a modelos nórdicos y caucásicos. Son datos alarmantes porque implican
una baja autoestima de las jóvenes, que cada vez más frecuentemente actúan
poniendo en peligro su salud, haciendo dietas, no comiendo o provocándose el
vómito cuando lo hacen, todo con el fin de lograr una flacura extrema y
antinatural.
Se sabe que las muñecas Barbie con las que juegan las niñas de
todo el mundo hoy en día, van creando en ellas un estereotipo de belleza, que
si ya no es únicamente rubio, si es de una delgadez extrema y unas proporciones
que no existen en la naturaleza femenina.
Otro hecho notable, es que la
publicidad y las revistas de moda promueven hoy como único valor además del de
la belleza, el de la eterna juventud. A diferencia de lo que pasaba a mediados
de siglo XX, en que se promovía que el modelo a seguir era el de la elegancia y
la distinción, hoy las mujeres solamente pueden aspirar a parecer eternamente
de 25 años, batalla perdida de antemano. Es por eso que la cirugía plástica se
ha convertido en una práctica muy frecuente entre la gente con posibilidades
económicas, pero que, al fin y al cabo, tampoco logra su objetivo.
Afortunadamente, hoy en día se han
iniciado campañas en muchos lugares del mundo, encaminadas a proteger la
autoestima de las mujeres, intentando contrarrestar los efectos de la
publicidad y los valores femeninos que ésta promueve. Textos y conferencias en
las escuelas intentan proteger a las niñas, para que su desarrollo hacia la
adultez sea sano y puedan vivir con el convencimiento de que su valía y su
hermosura no están determinadas por la semejanza a unos estereotipos imposibles
de alcanzar.