El tema
de los modelos de belleza femenina es interesante y muy importante para
entender la influencia de los estereotipos de la mujer en nuestra sociedad. Los
modelos de belleza han ido variando a lo largo de la historia, en relación
directa con la economía y la cultura de cada sociedad y momento histórico.
En las primeras sociedades
agrícolas, la mujer estaba asociada a la fertilidad de la tierra y por eso las
esculturas femeninas que conocemos de hace varios miles de años representan
mujeres de pechos grandes y caderas anchas que resaltan la condición femenina y
su capacidad de dar vida. Del Egipto antiguo, sabemos por las pinturas de la importancia
del maquillaje, el peinado, la estilización de la figura humana. En la Grecia
antigua la belleza se concebía a partir de proporciones matemáticas y
simétricas. Para los griegos, el cuerpo era bello cuando todas sus partes
estaban en proporción con la figura entera. Las figuras femeninas de las
esculturas griegas son esbeltas aunque robustas pero siempre bien
proporcionadas.
(Egipto)
En Europa, en la Edad Media, el ideal de belleza fue impuesto
por las invasiones bárbaras del norte, y respondían a una belleza más germánica
y nórdica de pieles blancas y cabellos rubios, torsos delgados, caderas
estrechas y pechos pequeños; además, el cristianismo impuso un modelo de mujer
recatada en las vestimentas y sin maquillaje. El Renacimiento rescató las ideas
de armonía y proporción en la figura humana y en las pinturas y las esculturas
volvió a mostrar la desnudez para resaltar la perfección de los cuerpos
ideales.
(Renacimiento)
En los siglos XVII y XVIII los
cánones de belleza se volvieron más complicados. Con el Barroco se impuso la
coquetería y la fastuosidad: pelucas, maquillajes, perfumes, corsés, encajes,
ropas suntuosas, zapatos de tacón, joyas, peinados elaborados. El ideal de
belleza femenino se volvió sumamente artificial. El gusto fue por un cuerpo
femenino más gordo: pechos resaltados por los corsés, brazos redondeados, la
piel de la cara muy blanca y mejillas rosadas.
(Barroco)
Desde entonces las modas en el
cuerpo y el vestir de las mujeres en el mundo occidental han ido cambiando
rápidamente. Con el imperialismo de las grandes potencias industriales a partir
del siglo XIX los cánones de belleza de origen europeo se impusieron por todo
el mundo, ya fueran los de cuerpos rollizos que sugerían riqueza y abundancia
económica, o los de cuerpos delgados con vientres lisos que demostraban un
nivel de vida alto que permite seleccionar los alimentos y tiempo libre para
hacer ejercicio y preocuparse de la imagen. La blancura de la piel y el pelo
rubio empezaron a combinarse con la afición por el bronceado con sol que
también es muestra de las posibilidades económicas para vacacionar y tener
tiempo para disfrutar y ejercitarse al aire libre.



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